miércoles, 29 de diciembre de 2010

Mensajes ocultos

A lo largo de la historia, se han utilizado decenas de métodos para ocultar textos comprometedores.
Véase por ejemplo, las llamadas tintas simpáticas, muy utilizadas en la esteganografía, (del griego steganos, oculto; y grapheim, escribir). Es el arte y la ciencia de ocultar información.
           
Son tintas  en extremo curiosas porque  tienen la propiedad de que sólo se hacen visibles en contacto con el reactivo conveniente. Un conocido tipo de esteganografía por ejemplo, es la tinta invisible.   
           
Estas escrituras secretas solían asociarse a la magia negra y a la adivinación.
La criptografía (del griego Kriptos, escondido; grapheim, escribir). Es la ciencia que estudia el arte de cifrar mensajes, y es tan antigua como los secretos o las conspiraciones.  La esteganografía  digamos, es el arte de escribir mensajes secretos de tal forma que nadie, fuera de quien lo envía y quien lo recibe, sabe de su existencia; en contraste, en  la criptografía, la existencia del mensaje es clara, pero el contenido del mensaje está oculto. Por lo general, un mensaje de este tipo parece ser otra cosa, como una lista de compras, una foto.

Mensajes ocultos son los que aparecen en tabletas de cera de la antigua Grecia.  Heródoto en su Historia, ya describe como las tabletas recubiertas de cera que se utilizaban para escribir se habían usado para advertir del peligro de la invasión de Esparta por parte de Jerjes. La estratagema consistía en retirar la cera, escribir el mensaje en el soporte de madera y recubrir de nuevo la tableta con la cera. A continuación volvían a escribir sobre ella. Si se retiraba, podía leerse el mensaje oculto en la madera.

Se sabe que Julio César usaba para sus correos un sistema de permuta de letras sencillo, pero muy eficaz. Simplemente sustituía cada letra que aparecía en el mensaje con la letra que está tres lugares más adelante en el alfabeto. 
 
En los textos medievales, los copistas ocultaban nombres y mensajes usando anagramas. Palabra o frase que resulta de la transposición de letras de otra palabra o frase. Por ejemplo un anagrama de la palabra frase sería fresa. Muchos escritores han encubierto su nombre bajo un pseudónimo anagramático u  ocultado personajes en sus obras. 
Igualmente durante la Edad Media, en muchos monasterios, los monjes estudiaron la Biblia buscando mensajes ocultos. Fue determinante el descubrimiento de que el Antiguo Testamento contuviera partes utilizando el Atbahs, sistema de codificación hebreo, consistente en usar el simétrico del alfabeto, a lo que se llama método espejo (sustituir la primera letra del alfabeto por la última, la segunda por la penúltima etc..



Trucos caligráfico de este tipo son los utilizados en los manuscritos de Leonardo da Vinci los cuales sólo pueden leerse reflejados en un espejo.

            El científico Giovanni Porta describe un método para esconder mensajes dentro de huevos cocidos. Primero, elabora una tinta con una mezcla de “”una onza de alumbre (sal) y una pinta de vinagre”. Más tarde se escribía sobre la cáscara del huevo. Gracias a la porosidad de la cáscara, la letra no queda impresa en ella, pero sí la traspasa, dejando la huella de las letras del mensaje sobre el propio huevo, No hace falta más que retirar la cáscara para leerlo.

            Otro método clásico es el conocido como japonés. Se trata de escribir el mensaje en columnas horizontales y después cifrarlo tomando las verticales sin separaciones ni espacios. El receptor  sólo tiene que conocer el número de columnas y filas del rectángulo, y escribir las letras en orden para descifrarlo.

            También fue muy popular el sistema de rejilla, un papel o cartón en el que se han perforado pequeños vacíos y que se envía al destinatario. Colocada esta rejilla sobre la página de un libro convenido de antemano, los huecos permiten ver las letras, sílabas o palabras que componen el mensaje.

            Contemporáneos son los mensajes secreto utilizados por los alemanes antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial. Utilizaban algo que se hizo moneda corriente en el ejército nazi.: “el micropunto”. Consistía en reducir fotográficamente el texto que querían comunicar hasta el tamaño de un punto (.), a continuación lo insertaban en una página dentro de un texto que no levantara ningún tipo de sospecha. La reducción del código secreto se insertaba como un punto en cualquier lugar de la página.  El F.B.I localizó esta forma de comunicación a través de un soplo.

Ejercicio práctico: Tinta caligráfica simpática: Tinta invisible jugo de limón

Elaboración: Se exprime un limón, se le quitan las semillas y se procede a caligrafiar.

Aplicación: Se puede caligrafiar con pincel o plumilla. Se aplica según se obtiene el zumo de limón. Se deja secar y para revelar sólo hay que acercar la grafía a una fuente de calor para que se produzca la reacción.

           



Literatura Infantil, grandes obras de arte.

Los libros ilustrados para niños vivieron su edad dorada en el paso del siglo XIX al XX. Utilizando el grabado, el aguafuerte y la acuarela, artistas como George Cruickshans (cuentos de los hermanos Grimm) y John Tenniel (Alicia en el país de las Maravillas) pasando por Walter Crane, Arthur Rackham, Beatrix Potter o Kate Greenway, han enternecido a muchas generaciones con sus imágenes.
 Pero una nueva tendencia convierte los libros para peques en auténticas obras de arte, con ilustraciones de prestigio y formatos gigantescos que están revolucionando el mercado.
 Y es que el libro ilustrado infantil disfruta de una nueva edad de oro. La francesa Rebecca Dautetremer está marcando tendencia con sus obras pintadas en gouche como Princesas olvidadas o desconocidas, Cyrano (ambientada en el japón feudal) Babayaga o Nasrudín . Edelvives ha publicado en España la mayoría de ellos, y también otro boom de ventas, Los Amantes mariposa, escrito e ilustrado por Benjamín Lacombe.
Mención aparte merece el matrimonio de rusos afincado en Alemania, Olga Digina y Andrej Dugin: el preciosismo de sus acuarelas de un realismo mágico que evoca al Bosco y brueghel el Viejo, quita el aliento. Los mejores cuentos de las 1001 noches,  (SM), el sastrecillo valiente y Las plumas del dragón (editados por Fondo de Cultura Económica de México).

La artista barcelonesa, Meritxell Ribas, apasionada del gratagge (técnica consistente en rascar con bisturí una plancha de madera cubierta de yeso y tinta negra), se encargó de ilustrar dos grandes clásicos, Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Pero una apuesta como ésta no hubiera sido posible sin Pesadilla antes de Navidad, de Tim Burton quien ha sido revolucionario, abriendo las miras de la ilustración para niños.