martes, 29 de marzo de 2011

«La tertulia del Café de Pombo» desvela una pintura religiosa oculta bajo el lienzo

Obra emblemática del Museo Reina Sofía, y que Ramón Gómez de la Serna legó al Estado español en el 47.

“La tertulia del café del Pombo”. José Gutierrez Solana. 1920


En junio de 2009 un equipo de científicos y técnicos, capitaneado por Jorge García, jefe del Departamento de Restauración del CARS, y Juan Sánchez, restaurador del museo, descubrieron dos problemas que, sin ser graves, convenía solucionar. Por un lado, la aparición de craquelados que cruzaban verticalmente el centro de la composición. Por otro, los barnices habían perdido su transparencia y se habían vuelto opacos (pasmado del barniz).

Se analizó la obra con luz ultravioleta e infrarrojos, pero, como Solana empastaba mucho sus cuadros, los infrarrojos no atravesaban las capas de pintura. Ya entonces se descubrió un elemento que no correspondía con el cuadro. La sorpresa que escondía el lienzo solo se desvelaría gracias a los rayos X. Dadas sus grandes dimensiones (162 x 210 centímetros), fue una tarea compleja: hubo que montar siete placas sobre el reverso para cubrir toda la superficie. Fue entonces cuando apareció una composición muy elaborada bajo «La tertulia del Café de Pombo» (1920).

La pintura subyacente es de carácter religioso. Solana había utilizado para ella el lienzo de forma vertical (el cuadro actual es horizontal). Es una escena de interior de iglesia: aparece un altar barroco cubierto con un paño blanco y sobre él objetos de culto y tres candelabros. También se aprecian dos cabezas, probablemente de bustos relicarios de mártires. En el fondo, la imagen de la Virgen. En primer plano, una figura arrodillada, con la mano derecha apoyada en el suelo —no se advierten ni la cabeza ni los pies—. Se cree que es un disciplinante. Diez años después, en 1930, Solana pintó «Antes de la procesión», en el que aparece una figura similar. Y vemos otra parecida en «El tránsito de San Ignacio», de 1931. No era muy habitual, dicen los especialistas, que Solana reutilizara lienzos ya pintados, y menos para un encargo tan importante como el que le hizo Gómez de la Serna para decorar la tertulia del Café de Pombo.

Pintura subyacente


Con este estudio en profundidad del cuadro se han despejado algunas dudas: se sabe ahora que la causa de los craquelados es el empaste de la pintura que Solana utilizó para el paño sobre el altar: empleó mucho blanco de plomo, lo que agrietó el lienzo. Pero quedan otras dudas sin resolver. ¿Por qué esa escena religiosa oculta en «La tertulia del Café de Pombo»? Muchos de los tertulianos que allí se reunían no eran muy creyentes. ¿Fue una broma de Solana? ¿Lo sabían sus amigos allí congregados? Nunca lo sabremos. Casualidad o no, aquella mítica tertulia se denominaba «La Sagrada Cripta del Pombo». Hoy ese nombre alcanza una nueva dimensión, que encandilaría al mismísimo Dan Brown, especialista en hallar claves ocultas en las obras maestras del arte.

Nos explican los expertos que se ha utilizado un barniz algo más brillante en la restauración porque, si se empleaba el mate, el cuadro volvería a perder transparencia.

En los talleres del museo se encuentra ahora «Mujer en azul», de Picasso. La idea es que deje de ser verde y recupere el azul perdido para final de año.

viernes, 25 de marzo de 2011

¿La decadencia del papel?

Parece que la implantación del libro electrónico no tiene marcha atrás. El iPad y las tabletas han sido el factor decisivo registrando un ascenso considerable en Estados Unidos del 115 % en un año, mientras cae el libro de papel.


El documento marca una subida del 115 por ciento, lo cual es más que duplicar el mercado, en su comparativa con el año pasado, con una facturación de 69,9 millones de dólares.

El movimiento coincide con caídas en la venta tradicional de libros. Las ediciones de tapa dura cayeron un 11,3 por ciento y produjeron 49,1 millones de dólares. Los libros en rústica también sufrieron un descenso del 19,7 por ciento y alcanzaron los 83,6 millones de dólares. Finalmente, los libros de bolsillo sufrieron una gran caída, del 30,9 por ciento y un monto de 39 millones.

También han caído levemente los audiolibros que en Estados Unidos tienen un importante mercado. Similares descensos moderados se han registrado en libros de texto y académicos, pero cabe resaltar que el único sector de la edición tradicional que volvió a subir en 2010 ha sido el de el libro religioso, según el mismo estudio.

Las editoriales no han explicado los motivos del impresionante crecimiento, pero el mercado ha ido aumentando durante los últimos nueve años, según las cifras del sector. Lo significativo de esta ocasión es que la principal fuente de crecimiento ha sido en esta ocasión el ebook.

La mayor parte de este incremento procede de los aparatos de lectura (e-readers) de Amazon y Barnes & Noble (kindle y nook, respectivamente) que logran la mayor parte de la cuota de mercado. Pero el iPad de Apple ha añadido un nuevo concepto popularizando la idea de leer en las tabletas y puede ser el factor decisivo del gran crecimiento. Como dato, baste saber que durante el primer año de vida de la tienda de

libros de la empresa de Steve Jobs, iBookstore, ya se han descargado cien millones de libros.

Pensemos que los restauradores actuales siempre tendremos libros de generaciones anteriores que palpar con nuestras manos y herramientas… pero ¿qué pasará con los del mañana?????








miércoles, 23 de marzo de 2011

Encuentran seis reliquias griegas robadas en una galería londinense

Seis reliquias griegas pintadas al estilo bizantino, que fueron robadas durante la pasada década, han sido descubiertas en una galería de arte londinense y son objeto ahora de una investigación policial para tratar de averiguar cómo llegaron estos iconos religiosos al mercado del arte internacional.
«Birth of the mother of God», una de las seis reliquias griegas

Las magníficas piezas adornaban monasterios ortodoxos e iglesias situadas en zonas remotas al norte de Grecia hasta que fueron sustraídas hace diez años en Grecia, y puestas a la venta por 5.700 euros cada una.

Los objetos de arte fueron descubiertos gracias a una llamada telefónica de una mujer que dijo reconocer uno de los iconos -una famosa rendición de la Virgen- en la web de la galería Temple, al oeste de Londres. Investigaciones posteriores mostraron que esa pintura formaba parte de seis iconos desaparecidos en Grecia.

Richard Temple, el dueño de la citada galería de Londres, señaló al rotativo que cuando compró las piezas, no tenía "absolutamente ninguna razón" para pensar que se trataba de objetos robados. "Llevo 51 años en este negocio y se me conoce demasiado como para asumir riesgos", apuntó. El galerista añadió también que al tramitar la compra había cumplido con el "protocolo correcto" y dijo que había cedido sus derechos sobre los iconos el pasado jueves, cuando dejó las piezas "en manos de Scotland Yard".

jueves, 17 de marzo de 2011

Expertos españoles descubren un Van Dyck en los sótanos de la Academia de San Fernando

La Real Academia de Bellas Artes ha descubierto entre sus fondos un auténtico Van Dyck, datado hacia 1625.

«La Virgen y el Niño», ha sido identificado como una obra del maestro del siglo XVII.

El cuadro muestra al Niño Jesús en brazos de la Virgen María bajo la atenta mirada de María Magdalena, el Rey David y el Hijo Pródigo. 


«La Virgen y el Niño», de Anthonius van Dyck

La obra ahora atribuída a Van Dyck ha permanecido más de un siglo «oculto» en el sótano de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando ya que se consideraba una copia. En julio expertos en restauración comenzaron un minucioso estudio de «La Virgen y el Niño» usando pigmentos y rayos X que terminó confirmando que, efectivamente, se trataba de un original.

Algunos arrepentimientos -retoques introducidos por Van Dyck para enmendar sus obras- han permitido ahora atribuir esta joya al excelso artista flamenco. Así, un paño que recubrió inicialmente el regazo de Jesús fue retirado por Van Dyck con posteriores pinceladas que hicieron aflorar carnaciones hasta entonces inexistentes.

La fuerza plástica, la sutileza rítmica, la finura expresiva y la singularidad instantánea que capta en sus composiciones corroboran, con las credenciales de la analítica científica aquí empleada, la certeza de la autoría del pintor flamenco.

El cuadro, pintado en torno a 1625, perteneció a la colección del Duque de Medina de las Torres, en el virreinato español de Nápoles. Siguió ruta hasta Amberes, primero, para recalar en España, concretamente a la antesacristía del monasterio de El Escorial, bajo el reinado de Felipe IV, mediado el siglo XVII. En el recinto escurialense permaneció abierto a la contemplación pública hasta la invasión napoleónica de 1808 en la que, de manera sorprendente, se salvó del expolio al que fueran sometidas por la soldadesca miles de obras de arte. Tiempo después, el cuadro fue a parar a la Real Academia de Bellas Artes, en la calle de Alcalá, 13. Allí pasó a ocupar un lugar recoleto de sus almacenes, para integrarse luego en un olvidado peine, soporte de obras de arte. En 1973, Matías Díaz Padrón, futuro conservador de Arte Flamenco del Museo del Prado y máximo especialista en Van Dyck, por indicación de su maestro Diego Angulo, comenzó a columbrar en su tesis doctoral que el autor de tan magna obra era el ubérrimo artista flamenco, atribución que ahora acaba de ser confirmada tras un minucioso proceso de análisis químicos y radiológico.

Anthonius van Dyck nació en Amberes en 1599. Fue coetáneo de Diego Velázquez. Precisamente, se cree que el genial sevillano dejó su impronta en este cuadro del pintor flamenco. Es conocida la afección de Velázquez por redimensionar los lienzos que, como guardián de las colecciones reales, él custodiaba. En esta obra de Van Dyck, se aprecia claramente que la tela fue prolongada hasta siete centímetros en su longitud inicial, hecho que permite sospechar que pudo deberse a Velázquez.

El cuadro es un ejemplo del énfasis que la Contrarreforma católica pone en el sacramento de la penitencia. Van Dyck, estuvo al servicio del Rey de Inglaterra. Sin embargo, con el lienzo de la Academia y otras obras localizadas dentro y fuera de España a partir de abundante documentación, se revelan vínculos inesperados del pintor con el mecenazgo español.

La obra podrá ser vista en mayo en Madrid, en una exposición monográfica, Ecos de Van Dyck, que la semana entrante visita la sede de Caja Murcia, entidad patrocinadora de la restauración.

domingo, 6 de marzo de 2011

Código Maya de Desdre

Un científico alemán asegura haber descifrado el llamado Código Maya de Dresde y descubierto en uno de sus capítulos indicaciones precisas que conducirían a un gran tesoro de oro de una cultura desaparecida en las aguas del lago de Izabal de Guatemala, 2.156 tablas de oro en las que los indígenas grabaron sus leyes.

En la página 52 del Código Maya se habla de la capital de Atlan, que resultó destruida por un terremoto el 30 de octubre del año 666 antes de nuestra era. En la ciudad se guardaban 2.156 tablas de oro en las que los mayas grabaron sus leyes. El tesoro se hundió junto a la ciudad en las aguas del lago de Izabal, situado al este de Guatemala, cuyos restos han sido localizados por el científico alemán gracias a imágenes de radar tomadas en la zona. "En ellas pueden verse claramente los restos de la ciudad. En las ruinas de una fortaleza se aprecia el sarcófago de piedra en el que podrían encontrarse las 2.156 tablas de oro”.

El Código Maya de Dresde, redactado sobre el año 1250 de nuestra era por sacerdotes mayas, es uno de los cuatro grandes documentos que se conservan de esa cultura y se encuentra en poder de la Biblioteca Estatal de Sajonia, al este de Alemania, desde hace 272 años.

Joachim Rittsteig ha dedicado prácticamente toda su vida a descifrar el valioso documento, compuesto por 74 páginas con 3,56 metros de largo y un total de 74 jeroglifos distintos.

El Código Maya de Dresde contiene la práctica totalidad de los conocimientos de la cultura maya, entre ellos los astronómicos o médicos, y en su última hoja describe el apocalipsis o fin del mundo, que debería tener lugar el 21 de diciembre de 2012.



Código Maya de Desdre


viernes, 4 de marzo de 2011

Los budas de Bamiyan


Reconocidos por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad son, desde su destrucción por los talibanes hace una década por ser consideradas ídolos, y por lo tanto contrarias al Corán, parte de la lista de esta institución de patrimonio en peligro. Ahora empiezan a desvelar sus secretos a los científicos europeos y japoneses que trabajan con la Unesco en la restauración de los restos desde hace un año y medio.

En origen y antes de la conversión de la región al islam, las dos monumentales estatuas de buda del valle de Bamiyan, datadas en el siglo VI eran de colores brillantes (uno de ellos, el mayor, en tonos rojizos y el otro en blanco) y se repintaron varias veces con diferentes colores en el interior y el exterior de los ropajes, probablemente porque los colores se iban desvaneciendo, según han averiguado los científicos europeos y japoneses que están examinando los restos. Estos detalles de los análisis confirman los relatos del siglo XI, que hablaban de un buda rojo y un monje blanco.

 Unesco, están examinando. Los dos budas apenas habían sido estudiados hasta ahora con técnicas modernas de análisis. Estos estudios, además, permiten evaluar la perspectiva de su reconstrucción, al menos en parte.
Ilustración de los dos budas de Bamiyan en que se aprecian los colores de sus túnicas.- ARNOLD METZINGER


También han logrado una datación exacta de las estatuas mediante espectrometría de los materiales orgánicos intercalados en las capas de arcilla, determinando que la estatua más pequeña (de 38 metros de altura) fue construida entre 544 y 595, mientras que la más alta (de 55 metros), entre 591 y 644.

Las dos estatuas (la grande, de 12 metros de fondo, y la pequeña, de dos) fueron esculpidas directamente en la roca del acantilado quedando encajados en nichos. Pero los adornos se hicieron separadamente y se añadieron con diferentes técnicas. Eran adornos de arcilla aplicados en dos o tres capas con maestría que asombra a los científicos actuales: Las superficies están perfectamente lisas, algo que solo encuentras en materiales elaborados al horno como porcelana. Dentro de la arcilla hay paja que absorbe bien la humedad, pelos de animales que estabilizan el material y cuarzo y otros aditivos que evitan el agrietamiento. La capa de abajo está sujeta con cuerdas amarradas a estaquillas de madera. Esta técnica permitía al artesano aplicar capas gruesas, de hasta ocho centímetros de grosor, que han sobrevivido no solo 1.500 años, sino incluso a los efectos de las explosiones, en algunos fragmentos.

Las capas inferiores de los adornos de los budas de Bamiyan estaban sujetas con cuerdas y estaquillas de madera.- EDMUND MELZL / ICOMOS


Las dos estatuas estaban alojadas en nichos en un acantilado de un kilómetro de largo del valle de Bamiyan, en la Ruta de la Seda, y constituyeron, hasta el siglo X, el centro de un gran complejo budista. En 2001, los talibanes las destruyeron a tiros y con explosivos hasta convertirlas en varios cientos de fragmentos que los investigadores, trabajando en nombre de la
Hueco de uno de los grandes budas del valle de Bamiyan vacío tras la destrucción de la estatua por los talibanes hace 10 años.-

La cuestión de la conservación y posible reconstrucción in situ de las dos piezas es controvertida. Se está preparando una simulación por ordenador, en tres dimensiones, de todo el acantilado con las estatuas en su posición original.

La idea, en cualquier caso, es recomponer los fragmentos más que intentar una reconstrucción. La misma conservación de los trozos es complicada y la restauración de las figuras podría chocar incluso con obstáculos políticos.

El equipo de
Icomos (Consejo Internacional de Monumentos y Yacimientos, de la Unesco), que coordina todos los trabajos, ha recuperado y albergado todos los fragmentos de los budas en almacenes temporales en la zona y las piezas más grandes se han protegido in situ. Pero es una solución solo temporal, porque la piedra es una arenisca muy porosa y frágil. Los especialistas no están muy seguros del resultado que pudiera dar a largo plazo, en las condiciones climatológicas del valle de Bamiyan, las resinas sintéticas habituales en los trabajos de restauración y se están planteando utilizar una nueva técnica de inyección en la piedra de un compuesto de silicio. Las operaciones de conservación de los fragmentos exigirían construir una pequeña planta en la misma zona de Bamiyan; la alternativa sería transportar hasta laboratorios en Alemania unos 1.400 trozos de las esculturas de hasta dos toneladas algunos de ellos para los trabajos.