domingo, 18 de septiembre de 2011

1ª EDICIÓN DE MOLLY MARKET

Molly Market es un concentrado de talentos independientes

Diferente a todos los mercados de arte y diseño independiente

Desenfadado es el espíritu con el que nace el mercado de arte underground, Molly Market.

Ecléctica es la esencia del espacio donde se van a mezclar diseño, arte, decoración y moda.

A mano es la manera en la que se realizan todos los artículos que se venden. Cada pieza es única, artesanal y, además, asequible.

 Sorprendentes son las exposiciones, los diseños exclusivos de decoración, los originales accesorios o la ropa que ocupan el espacio del mercado.

Imprescindible si quieres encontrar algo diferente.


MOLLY MARKET es un espacio donde se mezcla el diseño, arte, decoración, moda, en un panorama desenfadado y con entretenimiento. Aquí los diseñadores, creadores  y artistas pueden promocionar su marca en un espacio real, exponer, vender y darse a conocer gracias a los medios de comunicación y al público que visitara la feria.

El público que visita la feria no solo tiene la oportunidad de ver diseños exclusivos de decoración, accesorios, arte, moda … reunidos en un solo lugar, sino también ¡dejarse sorprender! Todos los artículos que se venden están hechos a mano cada pieza es única, artesanal, confiriéndoles esa exclusividad que no tienen los productos industriales y además, a precios asequibles.

Una Dj, un diseñador, un artesano y un creador independiente se citan el 24 y el 25 de septiembre en HUB Madrid: http://madrid.the-hub.net/public/
El sábado de 18 a 23 y domingo de 12 a 18 en un antiguo taller detrás del paseo de El Prado:

http://www.elpais.com/articulo/madrid/oficina/alternativa/elpepiespmad/20100810elpmad_14/Tes
Durante esas fechas, en el barrio de las Letras se
celebra La gran fiesta de la decoración (
http://www.barrioletras.com/) por
lo que no puedes perdértelo.



C/ DEL GOBERNADOR, 26 MADRID


viernes, 16 de septiembre de 2011

"Palabras, Símbolos, Emblemas : exposición bibliográfica en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid"

A través de 100 obras del fondo antiguo de la Biblioteca, que ocupan los siglos XVI y XVII, se muestra el fascinante mundo de la literatura emblemática de la Edad Moderna. La muestra, que da inicio al ciclo expositivo 2011-2012 de la Biblioteca Histórica.


Con la obra de Andrea Alciato a la cabeza, junto a una significativa selección de los autores españoles: Horozco y Covarrubias, Núñez de Cepeda, Saavedra Fajardo, Solórzano Pereira, etc., y europeos más representativos: Bourgogne, Dolce, Govio, Ruscelli, van Veen, etc. Junto a ellas y en evidente relación temática y cultural, la exposición ofrece también otras secciones con una amplia representación de los libros de iconología, iconografía, polyantheas, fiestas, celebraciones y vidas de santos ilustradas; así como colecciones de retratos de emperadores, papas, soberanos y personajes ilustres, y una selección de obras numismáticas. El último apartado reúne una muestra de algunos de los estudios modernos más influyentes en este campo, con ejemplares cedidos por la Biblioteca de la Facultad de Geografía e Historia de la UCM.

Las obras más relevantes y valiosas del panorama europeo de los libros ilustrados, con las obras de Bocci, Goltzius, Liceti, Opmeer, Picinelli, Ripa, Valeriano, etc., se muestran por primera vez en una exposición unitaria y monográfica, que integra los universos gráficos de la imagen y el texto, y sus numerosas interrelaciones disciplinares.

Contenido de la exposición
En 1531 se publicó en Augsburg un libro del jurisconsulto italiano Andrea Alciato que cambió sustancialmente la manera de entender y de representar el mundo de la sociedad europea de la Edad Moderna, llevaba por título Emblematum liber. En este pequeño volumen se recogía una antología de textos poéticos con una ilustración y la ilustración, a su vez, con un lema; entre estos tres elementos se establecía una relación de significado que proponía la interpretación de un mensaje gráfico y literario para el lector. Acababa de nacer el emblema. El éxito de la obra, sus numerosas reediciones y su enorme difusión europea en apenas unos años, animó a otros muchos autores a componer nuevas obras y la emblemática, que interrelacionaba un mote, inscriptio, con una imagen, picturae, y con un poema, suscriptio, se convirtió en un género consolidado que inundó la Europa del Renacimiento. Estos libros de emblemas o empresas, originalmente organizados en centenas, fueron ampliando su extensión y, especialmente, sus contenidos, hasta convertirse en un referente iconográfico y literario que incluyó la política, la religión, la sociedad y, en general, la representación del universo cultural de los siglos XVI y XVII. Ofrecían una herramienta muy eficaz para la formación de las elites sociales, políticas y letradas, y tuvieron un abundante desarrollo en los ejercicios espirituales promovidos por la pedagogía jesuítica, especialmente desde el generalato de Francisco de Borja, o en la publicación de vidas de santos ilustradas.


Esta técnica emblemática se empleaba como pasatiempo, pero también como parte integrante del aparato festivo (honras fúnebres, beatificaciones y canonizaciones, fiestas patronales y marianas, entradas reales, matrimonios principescos o nobiliarios...) junto a divisas, jeroglíficos, pinturas o retratos alegóricos, y cuadros escénicos. Contribuía a potenciar el discurso encomiástico, moralizante y propagandístico formulando una iconografía simbólica muy eficaz para crear una memoria más duradera cuando ésta adoptaba la forma impresa.

Junto a las series iconográficas proporcionadas por la literatura emblemática, se añaden otros repertorios iconológicos de alegorías, símbolos, mitos clásicos, historias bíblicas y espiritualidad cristiana de naturaleza cristológica, mariana o hagiográfica. Versiones ilustradas de las Metamorfosis de Ovidio o la Iconología del padre Ripa tuvieron amplia difusión impresa y múltiples aplicaciones en la cultura gráfica de la Europa moderna. Dentro de este universo visual y conceptual surgieron también laberintos poéticos y caligramas tan espectaculares como los concebidos por el ingenio de Juan Caramuel.

El interés por la historia y la recuperación arqueológica y anticuaria del pasado que fomentó especialmente el Renacimiento contribuyeron a crear series iconográficas de los emperadores romanos y los papas, a las que se fueron añadiendo, a modo de repertorios cronográficos, los retratos de personajes bíblicos, soberanos de los imperios antiguos y las monarquías medievales y modernas, así como los de otros hombres y mujeres ilustres desde la Creación del mundo, con las efigies de Adán y Eva, hasta las propuestas más coetáneas de los siglos XVI y XVII. Sin duda, el coleccionismo y la publicación de compendios numismáticos proporcionaron una fuente constante para la difusión de los retratos y de numerosos símbolos alegóricos o emblemáticos.



Biblioteca Histórica "Marqués de Valdecilla"
Universidad Complutense de Madrid
C/ Noviciado, 3. Madrid 28045

martes, 13 de septiembre de 2011

Matta: El cubo abierto. Nueva instalación de la Colección Permanente del Museo Thyssen-Bornemisza

En un pequeño homenaje al artista chileno Roberto Matta, por cumplirse cien años de su nacimiento el próximo mes de noviembre, el Museo Thyssen Bornemisza presenta la instalación de "El cubo abierto", formada por cinco pinturas pertenecientes a la colección permanente del museo.

El montaje de estas obras reproduce la forma en la que el artista las presentó por primera vez en los años sesenta con la intención de sumergir al público en su universo pictórico cargado de referencias literarias, espirituales y artísticas

La exposición, que ha contado con la presencia de Germana Matta, viuda del artista, plantea una reflexión sobre la importancia del espacio en la obra de Matta (Santiago de Chile,1911-Civitavecchia, Italia, 2002), "algo que le obsesiona desde el principio", en opinión de la comisaria Marta Ruiz del Árbol.

Licenciado en Arquitectura, "a Matta le obsesionaba representar el espacio, pero no sólo el espacio interior, como los surrealistas, sino combinándolo con el espacio externo".

Otro de los intereses del artista, que comparte con Marcel Duchamp, es la física moderna, y una de las formas que tiene de representar las cuatro dimensiones es incluir al espectador en la pintura.

En lugar de situar al espectador frente a la obra de arte como ante una ventana, Matta lo introduce en ella, colocándolo en el centro del cubo como si fuera una de sus seis caras y haciendo que se sienta poseído por el cuadro.

"Quiere cambiar la manera de percibir del espectador y llevarle a una reflexión, en la que la visión de la realidad no es única sino que se multiplica hasta el infinito", explica Marta Ruiz del Árbol.

"Roberto Matta consideraba que los artistas ven más que el resto de las personas y por ello le interesaba trasladar sus ideas sociales y políticas a sus obras, y lo hacía provocando que sea la obra la que posea al espectador", como ocurre en la instalación de "El cubo abierto", un espacio pintado por todas sus caras.

En su primer montaje de 1966, la instalación estaba formada por dos obras más, pero cuando se volvió a exponer en 1973 ya solo contaba con cinco lienzos. Las dos obras que no se muestran se conservan en una colección privada y en un museo de Estados Unidos.

En los lienzos Matta quiso representar todos los ámbitos: la tierra, el cielo, el pasado, el futuro, las fuerzas que nos atacan y las fuerzas que nos defienden, y lo hace a través de "Grandes expectativas", al fondo; de "El proscrito deslumbrante" y "El dónde en marea alta", en los laterales; y "Donde mora la locura A" y "Donde mora la locura B", colgados formando un techo.

 
"Grandes expectativas" R. Matta.


Junto a las obras que forman esta instalación se exhibe otra pintura de Matta perteneciente a la colección permanente del museo, "Sin título, 1942-1943".

Instalación de "El Cubo Abierto"

jueves, 1 de septiembre de 2011

OBRA DEL MES: Alice vestida de vagabunda, fotografía de Lewis Carroll (1858).

Destacamos para el mes de septiembre esta fotografía, más que por su estética, técnica o relevancia, por la historia a la que va vinculada.



La fotografía fue tomada por Lewis Carroll en el año 1858. La niña que posa, Alice, fue la que inspiró a este matemático, fotógrafo y escritor, su obra Alicia en el país de las maravillas y la secuela, Alicia a través del espejo.

Lewis Carroll

Este es el seudónimo por el que es conocido en la historia de la literatura Charles Lutwidge Dodgson (Daresbury, Cheshire, 1832 – Guildford, Surrey, 1898).



Su padre con grandes dotes para las matemáticas, acabó convirtiéndose en párroco rural.

Charles fue el tercero de los hijos del matrimonio Dodgson, y el primer varón. Después seguirían ocho hijos más. Cuando Charles tenía once años, su padre fue nombrado párroco de la localidad de Croft-on-Tees, en North Yorkshire, y toda la familia se trasladó a la espaciosa rectoría que sería la morada familiar durante los siguientes 25 años.

El joven Charles inició su educación en su propia casa. Las listas de sus lecturas conservadas por la familia, atestiguan su precocidad intelectual: a los siete años leyó The Pilgrim’s Progress de John Bunyan. Se ha dicho que sufrió un trauma infantil cuando se le obligó a contrarrestar su tendencia natural a ser zurdo; no hay, sin embargo, ninguna evidencia de que haya sido así. Sí sufrió de un tartamudeo que tendría efectos perjudiciales en sus relaciones sociales durante toda su vida. También padeció sordera en el oído derecho a consecuencia de una enfermedad. A los doce años fue enviado a una escuela privada en las afueras de Richmond, donde parece que se integró bien, y en 1845, fue trasladado a Rugby School, donde fue evidentemente menos feliz, según él mismo escribió algunos años después de abandonar el lugar:

Se matriculó en Universidad de Oxford, donde ingresó en el antiguo college de su padre, Christ Church. Llevaba sólo dos días en Oxford cuando tuvo que regresar a su casa. Su madre había muerto.

Siguió su carrera y su brillantez como matemático le hizo ganar, en 1857, un puesto de profesor de matemáticas en Christ Church, que desempeñaría durante los 26 años siguientes. Cuatro años después fue ordenado diácono.

En 1856, Dodgson descubrió una nueva forma de arte, la fotografía, primero por influencia de su tío Skeffington Lutwidge, y más tarde de su amigo de Oxford Reginald Southey y del pionero del arte fotográfico Oscar Gustav Rejlander.

A través de la fotografía, Carroll trató de combinar los ideales de libertad y belleza con la inocencia edénica, donde el cuerpo humano y el contacto humano podían ser disfrutados sin sentimiento de culpa. En su mediana edad, esta visión se transformó en la persecución de la belleza como un estado de gracia, un medio para recuperar la inocencia perdida. Esto, junto con su pasión por el teatro, que le acompañó durante toda su vida, habría de traerle problemas con la moral victoriana, e incluso con los principios anglicanos de su propia familia.

Se calcula que algo más de la mitad de su obra conservada está dedicada a retratar a niñas. Aunque se conserva menos de un tercio de su obra. La niña que más veces le sirvió de modelo fue Alexandra Kitchin, hija del deán de la catedral de Winchester, a la que fotografió unas cincuenta veces desde que tenía 4 años hasta que cumplió 16.

También fotografió habitualmente a las hijas de la familia Liddell.

Dodgson abandonó repentinamente la fotografía en 1880. Después de 24 años, dominaba completamente el medio, disponía de su propio estudio en el barrio de Tom Quad, y había creado unas 3.000 imágenes. Menos de 1.000 han sobrevivido al tiempo y a la destrucción intencionada. Hizo notables retratos de personajes relevantes, como John Everett Millais, Ellen Terry, Dante Gabriel Rossetti, Julia Margaret Cameron y Alfred Tennyson. Cultivó también el paisaje y el estudio anatómico.

Su obra fue reconocida póstumamente, junto a la de Julia Margaret Cameron, gracias a la reivindicación por parte de los fotógrafos del pictorialismo, así como al apoyo del Círculo de Bloomsbury, en el que se hallaba Virginia Woolf. En la actualidad, es considerado uno de los fotógrafos victorianos más importantes, y, con seguridad, el más influyente en la fotografía artística contemporánea.

Dodgson escribió poesía y cuentos en varias revistas. La mayor parte de estos escritos eran humorísticos, y en ocasiones satíricos. Años antes de Alicia en el país de las maravillas, ya buscaba ideas de cuentos para niños que pudieran proporcionarle dinero.

En 1856 publicó su primera obra, un predecible poemilla romántico, «Solitude», con el seudónimo que le haría famoso. El sobrenombre lo creó a partir de la latinización de su nombre y el apellido de su madre, Charles Lutwidge. Lutwidge fue latinizado como Ludovicus, y Charles como Carolus. El resultante, Ludovicus Carolus, regresó otra vez al idioma inglés como Lewis Carroll.

Un nuevo deán, Henry Liddell, llegó a Christ Church, trayendo con él a su joven esposa y a sus hijas. Éste entabló una gran amistad con la madre y con los niños, especialmente con las tres hijas, Lorina, Alice y Edith. Parece ser que se convirtió en una especie de tradición para Dodgson llevar a la niñas de picnic al río, en Godstow o en Nuneham.

Fue en una de estas excursiones, según sus diarios concretamente, el 4 de julio de 1862, cuando Dodgson inventó el argumento de la historia que más tarde llegaría a ser su primer y más grande éxito comercial. Llevó a las tres hermanas Liddell (Lorina, de trece años, Alice, de diez, y Edith, de ocho) a pasear en barca por el Támesis. El autor improvisó la narración, que entusiasmó a las niñas, especialmente a Alice. Después de la excursión, Alice le pidió que escribiese la historia. Dodgson tardó más de 2 años y posteriormente se lo regaló a Alice unas Navidades. El manuscrito se titulaba Las aventuras subterráneas de Alicia, y estaba ilustrado con dibujos del propio autor. Se especula que la heroína de la obra está basada en Alice Liddell, pero Dodgson negó que el personaje estuviera basado en una persona real.

Tres años más tarde, movido por el gran interés que el manuscrito había despertado entre todos sus lectores, llevó el libro al editor Macmillan, a quien le gustó de inmediato. Tras barajar los títulos de Alicia entre las hadas y La hora dorada de Alicia, la obra se publicó finalmente en 1865 como Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas.

El multitudinario éxito del libro llevó a su autor a escribir y publicar una segunda parte, Alicia a través del Espejo.

Ha habido multitud de especulaciones sobre la posibilidad de que Dodgson hiciera uso de drogas psicoactivas, aunque no existe prueba alguna que respalde esta teoría. No obstante, la mayoría de los historiadores consideran probable que el autor utilizase de vez en cuando láudano, un analgésico de consumo bastante común en la época, y que le ayudaría con el dolor de su artritis. Hay que señalar que esta sustancia procede del opio, y puede producir efectos psicotrópicos si es utilizado en dosis lo suficientemente grandes. Pese a ello, no existe evidencia alguna que pueda llevar a pensar que Dodgson abusara de los narcóticos, ni de que éstos tuvieran influencia alguna en su trabajo. Por otro lado, algunos han creído ver en las alucinaciones que sufre su personaje, Alicia, una referencia a las sustancias psicodélicas.



Alice Liddell

Alice Pleasance Liddell nació en Westminster en 1852 y murió en Kent 1934. Fue durante su infancia amiga de Lewis Carroll.



Alice Liddell fue la cuarta hija del matrimonio Liddell. El matrimonio tuvo varios hijos: mayores que Alice eran Harry (nacido en 1847), Arthur (1850-1853) y Lorina, conocida como "Ina" (nacida en 1849); después de ella nacieron otras seis niñas, con una de las cuales, Edith tenía con Alice una relación de especial cercanía.

En el momento del nacimiento de Alice, su padre era el deán de Westminster School, pero poco después fue designado para el deanato de Christ Church, Oxford. La familia Liddell se trasladó a Oxford en 1856. Poco después del traslado, los Liddell trabaron amistad con Lewis Carroll.

Dodgson y Alice Liddell se conocieron el 25 de abril de 1856, cuando la niña no había cumplido aún los cuatro años.

La relación de amistad de Charles Dodgson con la familia Liddell, y especialmente con Alice y sus hermanas Lorina y Edith, se prolongó durante varios años. Las tres posaron en numerosas ocasiones para ser fotografiadas por Dodgson. Poco antes de crear su famoso libro las relaciones entre Dodgson y los Liddell se empezaron a enfriar. A partir de entonces, Alice y Dodgson solo mantuvieron algunos encuentros esporádicos. Hay constancia de correspondencia entre ambos al menos hasta 1892.

Parece que la ruptura entre Dodgson y la familia Liddell se produjo a causa de un supuesto rumor que relacionaba a Dodgson con la institutriz de las niñas y con "Ina", la hermana mayor de Alice. La naturaleza de estos rumores y si tenían o no fundamento son asuntos que no han podido ser aclarados hasta el momento.

Según un biógrafo de Lewis Carroll, Alice fue objeto de la atención del príncipe Leopoldo, duque de Albany, hijo menor de la reina Victoria, durante el tiempo en que éste fue estudiante en Christ Church.

Este romance, si llegó a existir, no prosperó, ya que el príncipe terminaría por casarse con una princesa alemana. No obstante, Leopoldo daría a su hija primogénita el nombre de Alice, y sería más tarde el padrino del hijo de Alice Liddell, Leopold Reginald Hargreaves.

Alice se convirtió en una dama de la alta sociedad.Tuvo 3 hijos.

El tren de vida que llevaba el hijo menor, Caryl, y los elevados costes de mantenimiento de la propiedad familiar de Cuffnells, llevaron a Alice a tomar la decisión de vender el manuscrito autógrafo que le había regalado Lewis Carroll en 1863. Dado que ya era mundialmente conocido. Obtuvo por él una suma muy elevada de dinero 15.400 libras esterlinas, en la casa de subastas Sotheby's. El manuscrito fue adquirido por el doctor A.S.W. Roschenbach, quien lo vendió luego a Eldridge R. Johnson. Éste expuso el manuscrito al público en la Universidad de Columbia con motivo de la conmemoración del centenario del nacimiento de Lewis Carroll, en 1932.

La Universidad de Columbia invitó a Alice Liddell a esta conmemoración. Alice, que tenía ya ochenta años, viajó a Estados Unidos en compañía de su hermana Rhoda y de su hijo Caryl, y participó en los actos conmemorativos, que incluyeron un doctorado honoris causa para ella otorgado por la Universidad de Columbia. Durante esa visita a Estados Unidos cuando conoció a Peter Llewelyn-Davies, uno de los hermanos que inspiraron el personaje Peter Pan a J. M. Barrie. Falleció dos años después.



Su residencia familiar fue convertida en hotel y posteriormente demolida tras la Segunda Guerra Mundial.

El manuscrito original de Carroll fue adquirido, a la muerte de su propietario, Eldridge R. Johnson, por un consorcio de bibliófilos estadounidenses y regalado al pueblo británico. Actualmente se conserva en la Biblioteca del Museo Británico.

Existe controversia acerca de hasta qué punto es posible identificar la Alicia del libro de Carroll con Alice Liddell. La opinión tradicional es que la Alicia de ficción estaba inspirada de forma cercana en la Alice real aunque las investigaciones recientes contradicen esta suposición. El propio Dogson explicó en años posteriores que su personaje era enteramente imaginario, y que no estaba en absoluto basado en niño alguno; y es evidente que la imagen de Alicia tal y como aparece en las ilustraciones de Tenniel no tiene parecido físico con Alice Liddell.

De hecho, existe el rumor de que Dodgson envió a Tenniel una fotografía de otra de sus amigas infantiles, Mary Hilton Badcock, sugiriendo que la usara como modelo. Incluso los dibujos del propio Dodgson, en el manuscrito original, muestran un parecido más bien escaso con Alice Liddell.

Anne Clark, biógrafa de Alice, sugirió que el modelo para estos dibujos pudo haber sido Edith, la hermana menor de Alice, pero tampoco hay forma de probar esta suposición.

Sea cual sea el papel que Alice jugó como inspiradora del personaje, el hecho es que los libros están dedicados a Alice Pleasance Liddell. Al final de Alicia a través del espejo hay un poema acróstico que tomando la primera letra de cada verso permite leer el nombre completo de la niña.



A boat beneath a sunny sky,

Lingering onward dreamily
In an evening of July

Children three that nestle near,
Eager eye and willing ear,
Pleased a simple tale to hear

Long has paled that sunny sky:
Echoes fade and memories die.
Autumn frosts have slain July.

Still she haunts me, phantomwise,
Alice moving under skies
Never seen by waking eyes.

Children yet, the tale to hear,
Eager eye and willing ear,
Lovingly shall nestle near.

In a Wonderland they lie,
Dreaming as the days go by,
Dreaming as the summers die:

Ever drifting down the stream
Lingering in the golden gleam

Life, what is it but a dream?