viernes, 16 de septiembre de 2011

"Palabras, Símbolos, Emblemas : exposición bibliográfica en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid"

A través de 100 obras del fondo antiguo de la Biblioteca, que ocupan los siglos XVI y XVII, se muestra el fascinante mundo de la literatura emblemática de la Edad Moderna. La muestra, que da inicio al ciclo expositivo 2011-2012 de la Biblioteca Histórica.


Con la obra de Andrea Alciato a la cabeza, junto a una significativa selección de los autores españoles: Horozco y Covarrubias, Núñez de Cepeda, Saavedra Fajardo, Solórzano Pereira, etc., y europeos más representativos: Bourgogne, Dolce, Govio, Ruscelli, van Veen, etc. Junto a ellas y en evidente relación temática y cultural, la exposición ofrece también otras secciones con una amplia representación de los libros de iconología, iconografía, polyantheas, fiestas, celebraciones y vidas de santos ilustradas; así como colecciones de retratos de emperadores, papas, soberanos y personajes ilustres, y una selección de obras numismáticas. El último apartado reúne una muestra de algunos de los estudios modernos más influyentes en este campo, con ejemplares cedidos por la Biblioteca de la Facultad de Geografía e Historia de la UCM.

Las obras más relevantes y valiosas del panorama europeo de los libros ilustrados, con las obras de Bocci, Goltzius, Liceti, Opmeer, Picinelli, Ripa, Valeriano, etc., se muestran por primera vez en una exposición unitaria y monográfica, que integra los universos gráficos de la imagen y el texto, y sus numerosas interrelaciones disciplinares.

Contenido de la exposición
En 1531 se publicó en Augsburg un libro del jurisconsulto italiano Andrea Alciato que cambió sustancialmente la manera de entender y de representar el mundo de la sociedad europea de la Edad Moderna, llevaba por título Emblematum liber. En este pequeño volumen se recogía una antología de textos poéticos con una ilustración y la ilustración, a su vez, con un lema; entre estos tres elementos se establecía una relación de significado que proponía la interpretación de un mensaje gráfico y literario para el lector. Acababa de nacer el emblema. El éxito de la obra, sus numerosas reediciones y su enorme difusión europea en apenas unos años, animó a otros muchos autores a componer nuevas obras y la emblemática, que interrelacionaba un mote, inscriptio, con una imagen, picturae, y con un poema, suscriptio, se convirtió en un género consolidado que inundó la Europa del Renacimiento. Estos libros de emblemas o empresas, originalmente organizados en centenas, fueron ampliando su extensión y, especialmente, sus contenidos, hasta convertirse en un referente iconográfico y literario que incluyó la política, la religión, la sociedad y, en general, la representación del universo cultural de los siglos XVI y XVII. Ofrecían una herramienta muy eficaz para la formación de las elites sociales, políticas y letradas, y tuvieron un abundante desarrollo en los ejercicios espirituales promovidos por la pedagogía jesuítica, especialmente desde el generalato de Francisco de Borja, o en la publicación de vidas de santos ilustradas.


Esta técnica emblemática se empleaba como pasatiempo, pero también como parte integrante del aparato festivo (honras fúnebres, beatificaciones y canonizaciones, fiestas patronales y marianas, entradas reales, matrimonios principescos o nobiliarios...) junto a divisas, jeroglíficos, pinturas o retratos alegóricos, y cuadros escénicos. Contribuía a potenciar el discurso encomiástico, moralizante y propagandístico formulando una iconografía simbólica muy eficaz para crear una memoria más duradera cuando ésta adoptaba la forma impresa.

Junto a las series iconográficas proporcionadas por la literatura emblemática, se añaden otros repertorios iconológicos de alegorías, símbolos, mitos clásicos, historias bíblicas y espiritualidad cristiana de naturaleza cristológica, mariana o hagiográfica. Versiones ilustradas de las Metamorfosis de Ovidio o la Iconología del padre Ripa tuvieron amplia difusión impresa y múltiples aplicaciones en la cultura gráfica de la Europa moderna. Dentro de este universo visual y conceptual surgieron también laberintos poéticos y caligramas tan espectaculares como los concebidos por el ingenio de Juan Caramuel.

El interés por la historia y la recuperación arqueológica y anticuaria del pasado que fomentó especialmente el Renacimiento contribuyeron a crear series iconográficas de los emperadores romanos y los papas, a las que se fueron añadiendo, a modo de repertorios cronográficos, los retratos de personajes bíblicos, soberanos de los imperios antiguos y las monarquías medievales y modernas, así como los de otros hombres y mujeres ilustres desde la Creación del mundo, con las efigies de Adán y Eva, hasta las propuestas más coetáneas de los siglos XVI y XVII. Sin duda, el coleccionismo y la publicación de compendios numismáticos proporcionaron una fuente constante para la difusión de los retratos y de numerosos símbolos alegóricos o emblemáticos.



Biblioteca Histórica "Marqués de Valdecilla"
Universidad Complutense de Madrid
C/ Noviciado, 3. Madrid 28045

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